El Consejo de Ministros ha ratificado la declaración institucional en ocasión del Día para la Igualdad Salarial, jornada que se celebra el 22 de febrero desde 2010, por iniciativa de los ministerios de Igualdad, de Trabajo y Economía Social y de Juventud e Infancia

El Ejecutivo español declara su compromiso en combatir la desigualdad salarial, asegurándose de avanzar en la implementación efectiva de la legislación vigente y en la formulación o mejora de las iniciativas de igualdad, derechos humanos, justicia social y participación democrática necesarias para eliminar las causas de las disparidades de género y de la desigualdad salarial entre mujeres y hombres.

La igualdad salarial, también conocida como igualdad retributiva, se refiere al principio de que las personas que realizan el mismo trabajo o trabajo de valor igual deben recibir el mismo salario, independientemente de su género, raza, etnia, orientación sexual, nacionalidad, religión, o cualquier otra categoría protegida.

Este concepto busca asegurar que todos los trabajadores sean compensados de manera justa y equitativa por sus esfuerzos y habilidades, eliminando las disparidades salariales que a menudo se observan entre diferentes grupos, especialmente entre hombres y mujeres, conocidas como brechas salariales de género. La igualdad salarial es tanto un objetivo de justicia social como una normativa legal en muchos países, destinada a promover un ambiente laboral más equitativo y justo.

La Comisión Europea describe la brecha salarial de género como la variación en los ingresos brutos promedio por hora de los hombres empleados comparados con los de las mujeres, expresada como porcentaje del ingreso bruto masculino.

La brecha salarial, específicamente la brecha salarial de género, se refiere a la diferencia en los ingresos medios que reciben hombres y mujeres, generalmente medida en términos de salario por hora o salario anual. Esta brecha puede ser expresada como un porcentaje del ingreso de los hombres y muestra cuánto menos, en promedio, ganan las mujeres comparadas con los hombres en situaciones laborales similares.

La brecha salarial puede deberse a una variedad de factores, incluyendo pero no limitado a la discriminación directa, segregación ocupacional (donde hombres y mujeres tienden a trabajar en diferentes tipos de trabajos y sectores que pueden tener diferentes niveles de remuneración), diferencias en las horas trabajadas, y diferencias en la experiencia laboral o educación.

Esta disparidad también se ve influenciada por factores estructurales, como la valoración diferencial de trabajos predominantemente femeninos frente a los masculinos, y las interrupciones en la carrera laboral que pueden experimentar las mujeres más frecuentemente, por ejemplo, debido a responsabilidades de cuidado.

Reducir la brecha salarial es un objetivo clave en las políticas de igualdad de género a nivel global, buscando asegurar que todos los trabajadores, independientemente de su género, tengan igual acceso a las oportunidades y remuneraciones justas.

El registro retributivo es una herramienta diseñada para combatir la brecha salarial de género dentro de las organizaciones. Consiste en un documento o sistema en el que se deben registrar los valores de los salarios, los suplementos y las percepciones extrasalariales de todos los trabajadores, desglosados por género y distribuidos por grupos profesionales, categorías o puestos de trabajo iguales o de igual valor.

La finalidad de este registro es identificar, abordar y corregir disparidades salariales que no se justifican objetivamente con criterios no discriminatorios.

Al hacer transparente la estructura salarial de una empresa, se facilita la detección de posibles casos de discriminación salarial indirecta y se promueve la igualdad efectiva de trato y oportunidades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. Este tipo de medidas son fundamentales para cerrar la brecha salarial, asegurando que todos los empleados reciban una remuneración justa y equitativa por el trabajo que realizan.

La brecha salarial significa que las mujeres ganan menos ingresos durante su vida laboral, lo que también resulta en pensiones inferiores y un riesgo incrementado de pobreza en la tercera edad. Eliminar la desigualdad salarial favorecería un avance hacia una igualdad auténtica y efectiva en la sociedad, según lo indica el artículo 9.2 de la Constitución Española.

De acuerdo con los datos salariales de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2022, la diferencia salarial mensual bruta entre hombres y mujeres fue del 15,7%, una disminución de 5,25 puntos porcentuales respecto a la brecha en 2018, lo que supone una reducción del 25%. Aunque sigue siendo un valor inadmisible que refleja la desigualdad y las discriminaciones laborales que enfrentan las mujeres, es la menor cifra de la serie histórica.

En ese lapso, la brecha salarial de las mujeres de entre 20 y 24 años también se redujo en 4,3 puntos porcentuales y la de mujeres de entre 25 a 29 años se contrajo en 2,2. Sin embargo, es esencial no bajar la guardia y seguir adelante con políticas que busquen la erradicación definitiva de la brecha en las generaciones más jóvenes.

En los últimos cinco años, se han observado progresos significativos en la condición del mercado laboral femenino. Según los datos recientes de la última EPA, se ha registrado el número máximo de mujeres empleadas en la serie histórica alcanzando 9.923.400, de las cuales el 82% poseen un contrato de trabajo indefinido gracias a los efectos de la reforma laboral.

El aumento del salario mínimo interprofesional (SMI) o la reducción de la jornada laboral son medidas que ayudarán a cerrar la brecha salarial de género.

El Gobierno continuará impulsando iniciativas que promuevan la eliminación de estas disparidades, como el reciente Real Decreto que establece el Salario Mínimo Interprofesional para 2024, elevándolo a 1.134 euros mensuales, lo cual representa un incremento del 54% desde 2018.

Esta acción tiene un impacto especialmente favorable en las mujeres, que están sobre representadas en empleos con salarios iguales o inferiores al salario mínimo interprofesional. Esto ha facilitado la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres en un 25% en los últimos 5 años.

La propuesta de reducir la jornada laboral sin disminuir el salario permitirá, entre otras cosas, mejorar el reparto equitativo de las tareas domésticas y disponer de más tiempo libre.

El avance tecnológico ofrece numerosas oportunidades futuras, pero también presenta desafíos en el ámbito laboral, incluyendo la dimensión salarial. Fomentar una mayor participación y liderazgo femenino en el desarrollo asociado a la IA, el Big Data y el Machine Learning.

Atenuar los prejuicios de género y alcanzar una mayor transparencia en los algoritmos y la incorporación de la perspectiva de género en la programación, creación de códigos y algoritmos, son retos que se deben enfrentar, no solo para evitar que las brechas de género se perpetúen o incluso aumenten, sino para revertir las brechas existentes, creando soluciones innovadoras para combatir las causas de las desigualdades estructurales entre mujeres y hombres en el ámbito laboral.

Implementar la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA), que incluye la igualdad de género como uno de sus objetivos transversales y aborda explícitamente el desafío de "Reducir la brecha de género en el ámbito de la IA en empleo y liderazgo".